Estoy
mirando el calendario que tengo en la mesa y no puedo evitarlo, me entra el
pánico… Apenas me quedan cuatro días de baja maternal, siento un nudo en la
garganta y maldigo mi posición económica. Sí, yo era aquella ingenua que antes
de ser mama daba una opinión tan diferente a la que ahora tengo… `hay muy
buenas guarderías´. Pues no, la mejor de las guarderías son mis brazos y mi
pecho, mi sonrisa esperando su despertar, observando sus gestos mientras Morfeo
le acuna, esa sonrisa espontanea, esos estiramientos de bracitos al despertar que hacen resaltar sus
mofletes, esa alegría que expresa cuando ve a su mami entrar en el dormitorio
para estar con ella.
La casa
es un autentico desastre, no me reconozco, he pasado de ser `mariquilla la
curiosa´ a ser `la totos´ (como dicen por aquí) no me preocupa si tengo la ropa
tendida o dos sesiones de plancha de atraso, o tres, si en el fregadero
piden la vez los cacharros en el escurridor o se aferran unos a otros para no
caer al abismo… eso queda para los raticos que se puede… o se quiere.
Echando
la vista atrás no me lo creo, he sufrido y disfrutado tanto a la vez. Recuerdo
el primer mes donde la Lactancia me costó sudor y lágrimas, y cuando digo
lágrimas son Lagrimones… Hasta que una tarde fruto de la desesperación dí con
la forma, manera y lugar… fue entonces cuando comenzamos a disfrutar de
nuestros momentos de intimidad, que sí, que las visitas se agradecen y mucho,
pero nos había faltado exactamente eso, intimidad para entendernos.
No sé cómo
me voy a organizar ahora, solo tengo cuatro días para pensarlo y muchos para
improvisarlo. Comienzo de nuevo año e incorporación al trabajo ¡ni calculando
fechas sale mejor! Pues no me gusta ni esa fecha ni ninguna otra, si por mí
fuese me quedaría en casa estirando el tiempo por lo menos dos años más, y
quien me conozca sabrá que eso en mí era impensable, ¿porqué? Porque estuve trabajando hasta diez días antes de dar a luz, porque me encanta
estar cara al público, atendiendo clientes, realizando tareas, coche pa´rriba –
coche pa´bajo… ups! Qué hora es, como no da tiempo de más; cervecita rápida y vuelta
al trabajo, digamos que salir de la casa por la mañana y entrar a las tantas de
la noche. (¡Que no daría por estar dos
añitos con ella en casa y disfrutar de nuestro crecimiento juntas!)
Estoy
estrujando pensamientos y este momento lo veía tan lejano, pero tan lejano que
me ha pillado dándome un buen susto, no he preparado nada de nada. Qué pena
vivir en España y que a la maternidad apenas le den un suspiro…